Una noche con bello atavío
huyó la ingrata soledad
oía el monólogo del río
en estribillos de sensualidad.
La oscuridad me desnudaba
penetraba mi piel ambarina
y gajos de feminidad menuda
se convirtieron en mi doctrina.
La noche interfiere en mi vida
remolinos ardientes como dardos
me hacen una mujer atrevida
mi alma rindo al amor gallardo.
No quiero romper el encanto
con la noche como aliada
soy premiada hasta con el llanto
sin amor seria una mujer lisiada.
OASIS
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