Ya no siento encima las noches
con mis sueños sin propósito
las gotas del perdón son reales
en la campiña blanca de mi lecho.
Aturdida raspo un calendario
con un mañana de promesas
imágenes sin voz me deleitan
con un nuevo abecedario.
La vida en un nuevo accidente
esculpe caricias de flores
borrando los últimos embustes
y el destino de mi calvario.
OASIS
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